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Blanca Terra, enoturismo y buen gusto al alcance del consumidor

Mi recorrido por Vins de la Terra Mallorca en esta ocasión me sitúa en el kilómetro 30 de carretera de Palma a Manacor, en Montuiri (Diseminado Varis, 172). Una representación gigante de sus vinos estrella me indica la entrada en la bodega de Blanca Terra. Una instalación impresionante inaugurada en 2020 que marca el talante que quiere seguir esta bodega familiar. Tecnología y conocimiento de muchos años enfocados a elaborar un producto de calidad con el mínimo de químicos posibles.

Me he citado con Xisco, que se encarga del área comercial para que me dé unas pinceladas de la pequeña historia de su bodega. Antes de ofrecerme un café y unos croissants, Xisco me descubre una de las maravillas más preciadas de la nueva construcción. Me hace cruzar una puerta justo a orillas del bar y, con sólo unos pasos, me traslada al corazón de la bodega. Impresiona ver de cerca cómo se elabora el vino. Barriles, depósitos y todo un entramado de máquinas que combinan la magia de la naturaleza, la sabiduría humana y la tecnología. Toda una apuesta de la bodega para mostrar al visitante cómo se perfilan los vinos que después disfrutarán.

Ya puestos en materia, Xisco me explica este fugaz pero controlado recorrido de una bodega que, con apenas siete años de vida, tiene claras las raíces y su camino.

Bernat Febrer emprendió el proyecto de Blanca Terra en el 2014. El alma de la bodega responde a un deseo y una vitalidad inagotables de un amante de su tierra y del vino que, todavía hoy, sigue soñando pasados ​​sus setenta años de vida. Evidentemente, la experiencia de Bernat necesitaba la ayuda de su hija Maria Antònia, directora, motor y brazo ejecutor del proyecto, así como la colaboración de toda la familia.

El enólogo Jaume Bergadà fue el encargado de determinar las variedades internacionales que formarían las primeras plantaciones de una bodega que busca la excelencia a partir del control minucioso de cada parte del proceso de elaboración del vino. Un cuidado que se ayuda de las nuevas técnicas y maquinaria de última generación que pretende evitar la utilización de sulfitos.

Foravila, Passió, Febrer, Ses Planes, Son Roca… Cada uno de los nombres del vino responde al recorrido vital de Bernat Febrer en el que ahora, dentro de poco se añadirá un nuevo integrante. Un blanco elaborado con la variedades autóctonas Giró Ros i Malvasia, con el deseo de conseguir un producto especial que case con la filosofía de la casa, ayudar a disfrutar de buenos momentos a los consumidores. Tal y como menciona Xisco, “el vino es una bebida social, siempre presente en los momentos de fiesta y de celebración y así queremos que sea”.

Un museo del vino y la posibilidad de observar el proceso de elaboración del vino, sin necesidad de cita previa, son los reclamos innovadores de una bodega que quiere ganarse el amor de sus visitantes. Desgustaciones de vino, cenas, conciertos al aire libre y toda una serie de actividades que Blanca Terra marida con sus vinos, especiales, de producciones pequeñas pero con un sentido del gusto y la ecología que su gran inversión en tecnología les permite implantar.

Me refugio en casa, intrigado, pensando cómo será la cata delForavila ,un vino blanco fermentado en depósitos de inox elaborado con Chardonnay y Riesling.

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